En redes sociales, la indignación estalló. Algunos cubanos sintieron vergüenza, otros recordaron experiencias similares, y algunos justificaron lo ocurrido como “una forma más de sobrevivir”. Pero todos coincidieron en algo: si el Che pudiera mirar más allá de la pared, donde lo pusieron como adorno, tal vez volvería a salir del encuadre al ver en lo que se ha convertido "El Hombre Nuevo" que él aspiraba a "construir".