Mientras autoridades cubanas aseguran que las arbovirosis podrían estar bajo control a inicios de 2026, el sistema de salud permanece en alerta ante la posible llegada de la influenza A H3N2 subclado K, detectada ya en más de 35 países. Entre modelos matemáticos optimistas, llamados a la vigilancia epidemiológica y un contexto sanitario frágil, la promesa de salud vuelve a situarse en el futuro inmediato.