Cuba oficializó una redolarización parcial que reconoce el colapso del peso en medio de apagones, escasez y derrumbe productivo. Mientras el Estado busca controlar cada dólar que entra al país, los mangos se pudren en plantaciones estatales y las iglesias se llenan de personas que buscan refugio espiritual. Entre economía, abandono agrícola y fe, la isla vive un cierre de año marcado por la incertidumbre.