La rotura de las gacelas es solo una parte del problema, pero su impacto en el transporte de la capital es innegable. La falta de soluciones a corto plazo y la necesidad de una mejor coordinación y gestión del servicio son urgentes, no solo para mejorar la movilidad en La Habana, sino también para aliviar la carga diaria que enfrentan los ciudadanos cubanos en su vida cotidiana.