La denuncia, hecha pública por la activista cubana Irma Lidia Broek en Facebook, muestra lo que deberían ser alimentos de ayuda entregados a ancianos y familias afectadas, convertidos en una pasta hinchada, descompuesta, con ese brillo aceitoso que solo tienen las cosas que ya empezaron a despedirse de este mundo.
En una misma edición, Granma dedicó espacio a denunciar la violencia contra las mujeres en el mundo y en las Américas, pero evitó mencionar las cifras cubanas, pese a que los observatorios independientes registran decenas de feminicidios cada año. En cambio, el periódico oficial reservó una de sus piezas culturales para glorificar a Diego Armando Maradona, ignorando que una cubana lo acusó de abusos cuando era menor de edad. El resultado es un discurso que alerta del silencio ajeno mientras calla ante las víctimas propias.
A veces, lo único que sobrevive a un huracán es la capacidad de mirar alrededor y asumir que toca recomenzar. En oriente, recomenzar ya no es un acto extraordinario: es rutina. Una rutina demasiado parecida a un loop infinito, pero aun así, rutina. El país está cansado, pero no detenido. La vida, incluso en ruinas, insiste.
La expectativa ahora es doble: que las brigadas y donativos anunciados lleguen con prontitud y que la promesa de “atender a todos” se acompañe de decisiones operativas visibles, auditables y comprensibles para el barrio que aún seca la guata de su colchón al sol. Mientras tanto, el video sigue circulando y los comentarios se acumulan con una mezcla de rabia, decepción y propuestas muy concretas para resolver algo tan básico como el descanso de una familia.
Por eso los nombres de Yoleidy Ayarde, Pepo, y de Abel Corrales no deben perderse en el ruido de la semana. El primero, arrastrado según testigos por un río crecido en Jaraueca; el segundo, vulnerable por su demencia y extraviado en Guisa. Ambos necesitan lo mismo: búsqueda formal coordinada, canales abiertos de información y una comunidad que siga alerta sin sustituir la labor de rescate. Si este año enseña algo, es que la movilización del barrio puede salvar vidas, pero no debería ser la única red de seguridad.
El llamado busca no solo reabrir un expediente, sino rescatar la memoria de una mujer que, como tantas, fue silenciada por la violencia machista y por un sistema que rara vez responde. Porque la justicia no puede tardar otros catorce años. Cada día sin respuesta prolonga el dolor y confirma una impunidad que, en Cuba, se ha vuelto costumbre.
Lo cierto es que la prensa oficial también con su silencio ha permitido que los graves conflictos que sacuden a la sociedad cubana no solo se mantengan sino que crezcan ante la ineficacia de las autoridades que han llegado a reconocer su ineficiencia ante estos acuciantes problemas.
Hoy, con el sospechoso bajo custodia según la fuente citada, la exigencia se desplaza al sistema de justicia: investigar con rigor, tipificar el hecho como feminicidio y garantizar una sentencia proporcional. La memoria de Yusmila/Yumila Álvarez Coll obliga a que no haya otra madrugada de avisos desoídos.
En síntesis: Humberto ya está en el mapa (lejos, pero influyente); 94L es el actor cercano que pondrá la lluvia sobre Cuba oriental y, por arrastre e interacción con un frente débil, mantendrá jornadas húmedas y tormentosas en el sur de Florida. Siga los boletines del NHC, del WPC y de su servicio meteorológico local para actualizaciones de corto plazo y posibles avisos por inundaciones.
La señal política es nítida: el PCC ajusta el mando de sus diarios insignia, con un director de perfil propagandístico y un relevo joven en la prensa juvenil.
El hecho, ocurrido esta semana, ha estremecido a toda la comunidad, donde amigos, familiares y vecinos aún se preguntan qué pudo llevarla a tomar tan dolorosa decisión.