En conjunto, los tres casos dejan una misma enseñanza: el fraude rara vez luce igual dos veces. Puede anidarse en una oficina contable, en empresas pantalla que parasitan programas públicos de salud o, dolorosamente, en el seno de una familia. Para las empresas, la lección es reforzar controles internos y revisiones independientes; para los mayores y sus familias, desconfiar de presiones de “urgencia” y segmentar la gestión patrimonial con salvaguardas; y para el sistema, perseguir con firmeza tanto el fraude privado como el que drena recursos públicos. Porque los millones que se esfuman no son abstractos: son empleos, tratamientos, rentas de ancianos… y confianza cívica que cuesta años reconstruir.
Según reportó el Miami Herald, Betancourt, ex CEO de la empresa Sky Group USA LLC, captó aproximadamente 66 millones de dólares mediante la venta de pagarés con promesas de retornos anuales de hasta tres cifras. De esa cifra, solo unos 12 millones se destinaron a préstamos reales. El resto fue desviado a gastos operativos, comisiones para vendedores y, sobre todo, a una vida de lujos.