Mientras continúan las tareas de rescate y la solidaridad ciudadana se organiza por múltiples vías, la prioridad debería ser localizar al protagonista —sin invadir su privacidad— para canalizar apoyos concretos: vivienda, enseres, alimentos, medicinas. La buena noticia, repetida por quienes conocen la zona, es que el hombre está vivo. Y la lección, para todos, es nítida: en medio del lodo y el rumor, la verdad también hay que rescatarla.
Si lo que pretendemos es orientar a la gente —no asustarla—, hablemos claro: en España te tocará lidiar con burocracia y alquileres caros en grandes ciudades, pero tendrás sanidad pública, transporte que funciona y barrios caminables; no te forzarán a un coche eléctrico, aunque ciertas zonas limiten el acceso a vehículos viejos; pagarás impuestos como en cualquier Estado de bienestar, pero no dos veces por el mismo ingreso. A partir de ahí, cada familia hace su ecuación.
El colapso hospitalario no es un fenómeno aislado. Lo que ocurre en Cienfuegos se replica en Villa Clara, Holguín y Guantánamo, donde las ambulancias escasean y los entierros improvisados se vuelven habituales. La crisis sanitaria se entrelaza con un brote epidémico —posiblemente de dengue o leptospirosis— que el gobierno evita reconocer. Médicos cubanos en redes alertan sobre hospitales sin antibióticos, sin oxígeno y sin electricidad durante horas críticas.
El episodio volvió a poner sobre la mesa la desconfianza del público en los canales de comunicación locales, así como la facilidad con que la falta de precisión informativa puede convertir un intento de control en objeto de burla colectiva.
En el terreno político-mediático, quedó constancia pública de las rectificaciones: notas de comunidad en X y coberturas de medios resaltaron que las afirmaciones sobre Cuba y los Amish carecen de sustento y que la evidencia sobre paracetamol sigue sin demostrar una relación causal con el autismo. La cobertura internacional subrayó que presentar hipótesis no probadas como certezas erosiona la confianza y puede empujar a decisiones médicas riesgosas, como suspender tratamientos necesarios durante el embarazo.
El portal, dirigido por el entusiasta Randy Alonso desde su fundación, publicó una nota titulada “Encuentran 600 millones en efectivo enterrados en finca antioqueña: Presunto tesoro de Pablo Escobar”, dando a entender que el hallazgo acababa de ocurrir. Sin embargo, el supuesto descubrimiento se remonta a 2015, cuando un agricultor colombiano afirmó haber encontrado esa suma enterrada en su finca —algo que nunca fue verificado por las autoridades y que fue desmentido con el tiempo.
El caso evidencia una vez más el uso de la mentira como arma política por parte de figuras del régimen cubano. Pero esta vez, el tiro les salió por la culata. Y con nombres, rostros y voces mal puestos.