El resultado es doblemente dañino. Para las familias, deja la sensación de que la muerte “no cuenta” y niega el derecho a una explicación completa. Para el sistema, impide ver a tiempo dónde están los focos y cuántas vidas está cobrando la circulación de virus transmitidos por mosquitos u otros agentes.
Si algo deja claro el parte de esta semana es que el país no enfrenta un brote aislado, sino una crisis encadenada que exige decisiones extraordinarias, datos abiertos y cooperación real para impedir que el verano sanitario se prolongue hasta el invierno.
Según los mensajes difundidos por vecinos y familiares, el menor —alumno de 8vo grado— se descompensó en horario de clases, presentó convulsiones y fue trasladado de urgencia al policlínico Andrés Ortiz, donde sufrió un paro y falleció. La identidad del niño no ha sido divulgada públicamente; quienes lo conocían lo ubican como residente del reparto La Lima, a pocas cuadras del centro escolar.
El hospital, que esta semana fue escenario de una celebración institucional en honor a los doctores Luis Alberto Corona Martínez y Mercedes Fonseca Hernández por su “destacada labor”, también ha sido el foco de una denuncia viral que deja al descubierto el estado de abandono en que se encuentra el sistema de salud.