Esta historia deja preguntas abiertas que trascienden su caso: ¿qué estándar humanitario se aplica a quienes han pagado sus cuentas con la justicia y buscan rehacer su vida?, ¿qué coordinación real existe entre Washington, La Habana y Ciudad de México para evitar que la “solución” sea internar a una persona en un tercer país donde no tiene absolutamente nada? Por ahora, para Pedro, la respuesta es sobrevivir un día más, sin hacer ruido, mientras intenta que su historia no termine en el anonimato.
Aunque llegaron legalmente a través del programa CBP One y presentaron solicitudes de asilo bien fundamentadas, ambos fueron arrestados tras acudir puntualmente a una audiencia en la corte de Phoenix. Desde entonces permanecen en el centro de detención de Eloy, a la espera de un nuevo examen que podría definir si son deportados o permanecen en Estados Unidos.