En el Bronx, la última noche de Zona De Cuba fue un compendio de esa memoria: barra y salón a reventar, exintegrantes del equipo regresando para brindar, música en vivo y discursos de agradecimiento al personal y a la clientela. Adams remarcó que el local “estabilizó” la zona al crear empleo y alojar bodas y eventos; Mateo, por su parte, dejó entrever que su etapa en hospitalidad no termina aquí, aunque sugirió que quizá sí lo haga la marca “Zona De Cuba”. Por ahora, quienes busquen un respiro caribeño sobre las azoteas del Boogie Down tendrán que mirar a otras opciones cercanas, mientras el viejo correo se transforma en ancla universitaria. B
el cierre de Café Cuba no parece ser el final absoluto de un lugar que, por más de dos décadas, marcó la identidad gastronómica de Palmerston North. Resta ver si, bajo otra dirección, logra recuperar la confianza de una comunidad que lo vio crecer, lo celebró y ahora lo despide entre la nostalgia y la crítica.
Aunque el capítulo de Café Cuba ha llegado a su fin, queda el recuerdo de un espacio que trascendió lo gastronómico para convertirse en parte del tejido cultural y emocional de Palmerston North. Y, como señalaron varios clientes, su huella permanecerá en cada conversación, en cada receta repetida en casa y en la memoria de quienes alguna vez se sintieron parte de esa gran familia.