Que la entrevista anunciada no sea su último testimonio, sino el punto de inflexión para corregir a tiempo. Nadie está pidiendo que se reescriba la historia: basta con estar a la altura de ella. Porque detrás de cada medalla colgada en una pared hay una vida real, y no hay título que valga si, cuando llega el silencio, esa vida queda sola.