La historia de María Victoria no es un caso aislado, pero sí tiene nombre, rostro y voz. Es una de esas tantas personas que entregaron su vida a la cultura y la educación, y hoy sobreviven con lo mínimo, o menos. Su casa está en ruinas, sus pertenencias destruidas, y aun así encuentra espacio para dar gracias por seguir viva. Su llamado no es solo por ayuda material. Es también un grito silencioso —y profundamente humano— que pide dignidad.
El grupo de WhatsApp "Con Amor Todos Juntos", que lleva un año realizando labores solidarias, se ha unido al proyecto con actividades previas programadas para el 29 de diciembre.