El episodio deja una imagen poderosa: un ícono de la música latina, con 82 años y un trasplante de pulmones a cuestas, arrastrando su maletín de medicinas por el pasillo, obligado a abandonar un vuelo por orden tajante de un piloto que, al menos en apariencia, nunca escuchó hablar de “Dueño de nada”.
Queda la pregunta obvia: ¿qué vino y qué se llevó? Cualquier respuesta ahora sería especulativa. Lo verificable es la huella de vuelo, el patrón repetido de rutas africanas como plataforma de salto, la capacidad de carga del Il-76 y el historial sancionado de su operador. En un Caribe que vuelve a ser tablero, el RA-78765 no solo transportó toneladas: movió señales.