El caso se juzgó apenas dos meses después de otro atentado contra Trump en Butler, Pensilvania, donde un tirador alcanzó a rozarle la oreja antes de ser abatido por un francotirador del Servicio Secreto. Para la fiscalía, el intento frustrado de Routh buscaba “silenciar las voces y los votos” de los estadounidenses; citando a Thomas Jefferson, los fiscales dijeron al jurado que “nadie decide una elección de esa manera”.
La interdicción fue guiada por una tripulación aérea de vigilancia que venía siguiendo la ruta desde Bahamas. Cuando el guardacostas detuvo la nave cerca de la bocana del río, los marinos hallaron en la consola central una pistola Glock con el logotipo del Departamento de Policía de Miami grabado y el nombre de una persona que no estaba a bordo.