Esta experiencia no solo representó un costo económico significativo y la imposibilidad de ver a su hermano; también subraya los peligros que enfrentan activistas pro-Israel al viajar. Ayoub advierte que incluso podría ser transferido a países como Turquía, con consecuencias imprevisibles. Asegura que pese a los riesgos, continuará su labor: “Tenemos que hablar la verdad y enfrentarnos al mal”.