El legado de Donald Sutherland como artista será recordado siempre por su extraordinaria capacidad para dar vida a personajes complejos y su compromiso incansable con el arte del cine. Su muerte no solo es una pérdida para el mundo del entretenimiento sino también para todos aquellos que valoran la profundidad y la sinceridad en la actuación. La industria cinematográfica ha perdido a uno de sus grandes, pero su obra perdurará, inspirando a futuras generaciones de actores y cineastas.