Su regreso a la isla sorprendió por la ausencia de la típica nube de paparazzi o de seguidores agolpados, algo que podría esperarse de una figura de su calibre
Instalado en Miami, Carlos ha construido una marca personal basada en el humor cubano, la cercanía con sus seguidores y una estrategia clara: mantenerse al margen del “brete” habitual que sacude a la comunidad digital de la isla