Buzo encuentra mensaje dentro de una botella, escrito en 1926

Una mujer buzo descubrió un mensaje en una botella presuntamente echada al mar en 1926, en lo que sin dudas es para ella, tal vez el momento más emocionante de su vida “debajo del agua”, dice el Daily Star.

Jennifer Dowker, es propietaria del Nautical North Family Adventures en Cheboygan, Michigan, y como tal ha hecho centenares de inmersiones a lo largo de su vida.

Sin embargo, ninguno pudiera haber sido tan emocionante como este descubrimiento. Si bien dentro del mar, debajo del agua, hay centenares de botellas, no siempre se encuentra uno una botella con un mensaje; mucho menos si fue escrito en 1926.

Supuestamente esta botella debió flotar por años, hasta que su mensaje fuese “encontrado” y leído por alguien. Sin embargo, quiso la casualidad que la botella terminase con el mensaje en el fondo del mar, y ser encontrada casi un siglo después; en parte porque no fue bien sellada y le entró un poco de agua.

Sí, porque pasaron 95 años ¡toda una vida!, hasta que la buzo Dowker la descubrió.

Según se puede ver en las imágenes se trata de una pequeña botella, verde, algo más grande que la palma de una mano.

Dice la mujer que ella limpiaba por debajo de su bote con fondo de vidrio, cuando vio una pequeña botella verde.

¿Qué le llamó la atención? Quizás nada… solo recogerla. El fondo marino no es depósito para objetos de cristal.

Sin embargo, al tomar la botella, notó que dentro contenía un rollo de papel con un mensaje fechado ¡en noviembre de 1926!

¿Qué decía el mensaje dentro de la botella? Pues esto:

“¿La persona que encuentre esta botella devolverá este papel a George Morrow Cheboygan, Michigan, y dirá dónde se encontró?”

Dowker compartió su increíble hallazgo en las redes sociales y se volvió viral.

La mujer quiso cumplir con la encomienda, pero George Morrow Cheboygan murió en 1995. Eso sí, se pusieron en contacto con sus familiares.

Una hija de Morrow, Michele Primeau, le dijo a CNN que había recibido una “llamada de un desconocido”, contándole algo sobre “un mensaje en una botella” y diciendo que era su padre quien lo había hecho.

Interesada y emocionada por tan extraño suceso, Primeau se puso en contacto con Dowker. Ahora planea visitarla, y presentarle sus respetos por haber hallado algo que es sin dudas un legado de su padre, en su paso por la tierra.

“Le dije que tiene una multa de por vida”, bromeó Dowker, sobre el hecho de haber arrojado una botella al mar.

Primeau cree que su padre arrojó la botella al río Cheboygan en su cumpleaños número 18.

Ariel P.